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  • Foto del escritor: tomás lucero
    tomás lucero
  • 31 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 24 abr 2019

PROYECTO.

CREATIVIDAD Y SERVICIO.

2018 y 2019.

El Grupo de Apoyo Solidario (GAS) surgió por iniciativa de mis compañeros para ayudar a quienes pudiesen tener dificultad en el colegio con la materia, y que nosotros, los alumnos de tercero, pudiéramos ayudar. Me uní al grupo en agosto de 2018, siendo que ya había empezado en abril/mayo más o menos de ese año.

Cuando entré al proyecto, mis compañeros habían pasado por unos meses complicados ya que no había habido tanto interés por parte de los alumnos. Entonces, tuvimos que pasar un tiempo pensando y preparándonos para que el arrancase en agosto mejor y más organizado.

Antes de que iniciaran las clases de apoyo, nos organizamos para atender lo mejor posible a los alumnos y encajarnos en el mejor período.

Las clases se organizaron con una dinámica tradicional. Nosotros cuatro estuvimos presentes durante una hora y media para cualquier alumno que precisase y quisiese ayuda. La ayuda que ofrecíamos era de lo más variada, tanto en la temática cuánto en la naturaleza. Ofrecimos ayuda en cualquier tema de cualquier materia que hubiésemos vistos con antecedencia, y en cualquier forma: ya sea en explicación teórica del tema, en explicación practica, ayudando a resolver ejercicios o en la organización de una agenda de estudios. Con esto, los alumnos que tuviesen dudas podían venir y sacar sus dudas, o podían usar el espacio para estudiar, hacer tareas o cualquier otra actividad que no disturbasen el ambiente.

Desde el principio tuvimos el apoyo del equipo pedagógico del colegio. Nunca nos negaron usar la sala, ni nos obligaron a cancelar alguna clase. Gracias a ello, el factor de local y disponibilidad de recursos fue favorable para nuestro proyecto.

Cuando empezamos en agosto, divulgamos mucho el proyecto y realizamos cuestionarios para ver cuántos estarían interesados y en qué. Después del cuestionario, decidimos crear un grupo en WhatsApp con quienes mostraron interés, y divulgamos el grupo para que quien quisiese entrase. En el grupo informábamos sobre las informaciones logísticas del GAS, y divulgábamos siempre un día antes para que la gente se acordase. A lo largo del proyecto fuimos enviando formularios distintos, y personas diferentes mostraron interés. De esta forma, tuvimos un contacto directo con quienes estuviesen interesados y necesitasen ayuda.

En la práctica, el proyecto fue difícil de mantener funcionando ya que mucha gente que mostraba interés en el medio digital dejaba de ir a las clases que ofrecíamos. Hubo dos o tres clases a las que fueron más de diez personas, pero siempre alguien iba. Hubo un par de chicas que fueron bastante y que realmente usaron nuestras clases como apoyo en sus estudios. Una de ellas, a quien yo ayudé en diversas ocasiones con matemática y física, asistió a más de la mitad de las clases. Hubo otras personas que también aprovecharon, aunque no lo hicieron parte de su rutina. De todas formas, nuestra mayor dificultad fue que la gente fuese.

En contrapartida, la gente que fue pareció salir bastante satisfecha. Supimos prestar apoyo siempre que se requirió. Éramos cuatro cabezas que pensaban juntas, de esta forma el trabajo en equipo se volvió esencial. Siempre alguien sabía como ayudar y recordaba el contenido. Si hubiera hecho el GAS solo, mucho del contenido que pedían ayuda no lo hubiese sabido. Los cuatro colaborando y rotando en la ayuda, según nuestras facilidades, fue esencial para que el apoyo sirviera y fuese eficiente.

Hubo meses en los que fue más gente que en otros, lo que es lógico dado a la dinámica de pruebas del colegio (las pruebas importantes son de tres en tres meses). Me siento muy satisfecho por haber hecho el proyecto. Tener una iniciativa de apoyo por los propios alumnos es algo que aprecio mucho, y que tuve el privilegio de participar e intentar marcar un cambio. Me llamó mucho la atención que nosotros muchas veces, con nuestras explicaciones más simples, hayamos provocado una comprensión amplia y verdadera. Vi a muchos alumnos que a veces les cuesta entender por el método de enseñanza del profesor, y por eso tener una misma explicación, pero, con otras palabras, muchas veces es una solución óptima.

El proyecto me enseño a ser paciente. Cuando las personas no respondían, cuando venían pocos, o cuando parecía que no iba a resultar... Hay que tener paciencia. Detrás de todo esfuerzo siempre viene una recompensa. Agradezco poder haber intentado hacer un cambio, y se que a algunas personas les fue útil. Y estoy muy feliz por eso. También aprendí a programarme bien, y a como pensar, organizar, poner en acción y efectivizar un proyecto, desde cero hasta que de facto existe y funciona. Por último, me di cuenta de que hace falta unirse a otros para llevar este tipo de acciones a cabo. Me hubiese resultado muy difícil hacerlo solo, y no se si hubiera sido capaz.

Creo que yo jugué un papel importante para que el proyecto funcionase. Cuando entré, básicamente era algo muy superficial y que no funcionaba bien. La gente no iba, ni siquiera sabía que existía. Con mis compañeros nos pusimos las pilas y le metimos ganas y mucha organización. Investigamos sobre el espectro de alumnos que podíamos ayudar, y sobre cuáles serían las mejores formas de ayudar. De esta forma, yo jugué un papel importante en esta investigación y preparación. Yo también fui a la mayoría de las clases (por no decir todas), o sea que en la práctica también estuve muy presente. Y además de eso, yo ayudé a mantener la comunicación con los alumnos siempre, enviando recordatorios al grupo y avisando sobre las clases de GAS.



  • Foto del escritor: tomás lucero
    tomás lucero
  • 31 mar 2019
  • 2 Min. de lectura

CREATIVIDAD

10, 11 y 12 de diciembre de 2018.

Antes de la simulación interna había ido un par de veces al club de debates, pero sin ningún compromiso y solo para ver más que para intervenir y participar abiertamente.

Fue la primera vez que estuve en una situación de debate, y no tengo qué decir de malo. En primer lugar, el ambiente y las personas hacían que uno no estuviese nervioso ni que se sintiera con miedo o vergüenza de hablar. La gente organizadora de la simulación interna es muy integradora y estaba muy contenta con nuestra participación. En segundo lugar, la ambientación del debate, que fue la Revolución Francesa, fue perfecta. Nos introdujimos en el contexto histórico de forma profunda, y es impresionante como me envolví con el papel que representaba. Me tocó representar a Jacques Hérbert, y fue hermoso.

A medida que el debate se fue escalando, las tensiones fueron aumentando y todos nos encontrábamos completamente comprometidos e inseridos en aquel escenario.

Me di cuenta de que me encanta debatir cuestiones relevantes, como es el caso de las cuestiones que debatimos en el contexto de la revolución francesa. Me di cuenta también de lo difícil que es decir por un país, y como las decisiones de los políticos afectan directamente al desarrollo de la sociedad y de la comunidad. Lo que decidíamos repercutía casi de inmediato en nuestra Francia alternativa, ya sea en una crisis de hambruna o revueltas populares, o en apoyo, aceptación y bienestar popular.

Por otro lado, me quedó muy claro lo importante que es trabajar en equipo. En la simulación se retrató una pequeña parte de lo que era el panorama político, y es impresionante como las divergencias políticas llevan a desentendimientos y divergencias que hacen con que no se tomen decisiones conscientes en pro del pueblo. Yo intenté generar un equilibrio entre los intereses del grupo, y aunque las cosas se complicaban, siempre intentaba trabajar con mis compañeros en equipo para solucionar las adversidades y llegar a decisiones en conjunto. Las cosas se empezaron a ir por los aires, pero siempre dimos nuestro mejor para salvar a la república.

Fue una experiencia increíble que con seguridad voy a repetir cuando haya alguna simulación interna o externa del colegio.





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    tomás lucero
  • 31 mar 2019
  • 1 Min. de lectura

CREATIVIDAD.

05 de diciembre de 2018.

En diciembre participé de un curso donde te enseñaban como hacer dibujos con tempera. El objetivo era tener una base para poder colaborar con el área de pintura en la Fiesta de la Alegría de este año. Por motivos personales no pude ir, pero el curso lo hice de todas formas.

Nunca en mi vida había hecho dibujos sobre la piel o maquillado a nadie. En la Fiesta de la Alegría de 2017 pinté a un par de niños porque los voluntarios estaban todos ocupados, pero no tenía idea que estaba haciendo. Por eso, el curso fue algo nuevo para mí. Admito que la parte teórica no es complicada, pero para hacer un buen dibujo hay que tener ciertas habilidades, que yo claramente no tengo. Le pinté a mi amiga una jirafa que quedó decente, pero nada que se sobresaliese. Realmente la parte artística en general no es punto fuerte en mí, principalmente al pintar y dibujar. De todas formas, sabiendo esta dificultad mía me enfrenté al desafío e hice mi mejor. No creo que la jirafa haya quedado mala, pero tampoco sorprende.

De todas formas, fue una experiencia entretenida y nueva.




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