ROSALÍA DE CASTRO
- tomás lucero
- 31 mar 2019
- 3 Min. de lectura
SERVICIO Y CREATIVIDAD
02 de octubre de 2018.

Para esta actividad fuimos con mi sala a un centro español de entretenimiento para ancianos, del gobierno de España en Sao Paulo.
Antes habíamos preparado preguntas para hacerles, y nos habíamos organizado de modo a que en parejas nos sentásemos a conversar con otra pareja de ancianos. Cuando llegamos, con mi compañera nos tocó entrevistar a tres ancianos. Dos de ellos eran casados, y la tercera era una mujer viuda. Poco a poco ellos empezaron a contarnos sus relatos, aunque la mujer que estaba sola no habló mucho, dado a que la otra pareja hablaba mucho. En dado momento, decidí entrevistar yo a la señora, y dejar que mi compañera siguiera hablando con la pareja. Ella se llamaba Maria Heloisa, y había llegado a Brasil cuando era muy chica. Tuvo una vida muy sufrida: ella se vino con su madre y sus hermanas desde España, su padre se había muerto ya, luego en Sao Paulo su madre y hermana mayor murieron, su esposo también lo hizo, y tiene un hijo que trabaja y tiene su familia. Durante sus relatos, noté que ella se emocionaba mucho, y que estaba muy agradecida por estar escuchándola. Me encantó oír su historia, y la sentí fuerte. Creamos un vínculo muy fuerte en tan poco tiempo, y ella fue tan amable. Al final de la conversación, me agradeció por haberla escuchado y me halago mucho. Yo le agradecí a ella por haberse abierto conmigo, yo lo único que había hecho era lo que debía, escucharla con atención e intenté entenderla. Fue muy profundo y conmovedor.
Me di cuenta de la realidad de la gente mayor. Llega un punto en la vida de una persona que el cuerpo ya no juega a tu favor, y las complicaciones físicas hacen que sea difícil realizar las actividades a las que estábamos acostumbrados. Por eso, a estos ancianos les costaba mucho moverse, y eso imposibilita mucho que mantengan su rutina pasada. Por eso, muchas veces se aburren, ya que no tienen fuerzas para hacer cosas, y esto es muy complicado. Puede generar que uno se deprima, y deje de verle sentido a vivir. Principalmente si uno va perdiendo a la familia, o ésta está lejos.
Después de ese momento de conversación y conexión, habíamos preparado actividades teatrales y musicales. Yo me quedé en el teatro, y habíamos preparado una versión de Bodas de Sangre resumida. Admito que me costó mucho. Aunque cuando presentaron la idea en el colegio yo la acepté de primera, y fui a todos los ensayos y me preparé bastante, cuando llegó el momento de presentar me moría de vergüenza y miedo. Antes de que entrara, sentía un miedo enrome. Tenía mucho miedo sobre qué iban a pensar de mí, de mi performance y si les iba a gustar o no. No tenía miedo de olvidarme, o de que me saliera mal, sino que tenía miedo de cuál sería la sensación que tendrían sobre mí. Y esto es algo muy conectado a mi personalidad, siempre intento agradar al resto, y no me enfoco en mí y en mis puntos fuertes. Me enfoco en qué van a pensar de mí. Este es un gran punto débil mío, y me cuesta mucho verbalizarlo y escribirlo aquí.
Al final todo fue bien, a los ancianos les encantó la presentación, y tuvimos una actividad de agradecimiento y cierre. Me despedí de Maria Heloisa, y del resto, y volvimos al colegio.
Definitivamente me tocó bastante la actividad de hoy, y me hizo abrir lo ojos a otra realidad.
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