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UM SORRISO A MAIS ESPECIAL

  • Foto del escritor: tomás lucero
    tomás lucero
  • 22 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 18 mar 2019

SERVICIO.

17 de abril de 2018.

Esta experiencia de Um Sorriso a Mais fue especial, porque llevamos a los niños de la comunidad al parque Villa Lobos. Fue una tarde hermosa. Fuimos muchos voluntarios, conocí a gente nueva y la pasé muy bien. Los voluntarios fuimos bastante antes para organizar las actividades del día. También almorzamos.

Cuando llegaron los niños, me impresinó lo felices que estaban. Es lógico imaginarse esta felicidad, ya que muy probablemente es rara la ocasión de ir a un parque a pasar la tarde. La experiencia fue magnífica.

Me tocó organizar el teatro. Nunca había participado de una obra de teatro antes, y por eso estaba muy nervioso. Admito que no me fue fácil organizar esta actividad porque el teatro es una actividad que escapa de mi zona segura. Por un lado, fue entretenido organizar al grupo ya que los voluntarios fueron muy gentiles y colaboraron mucho conmigo. Por otro lado, también me fue muy difícil ya que no tenía idea qué era actuar y tenía mucha vergüenza de presentarme públicamente. Aunque el teatro era para los niños de la comunidad que no esperaban algo profesional, quería hacer una performance buena y que les provocase alguna emoción. Cuando presentamos, nos apoyamos los unos a los otros. Al fin y al cabo, terminó siendo una presentación muy dinámica y que entretuvo mucho a los niños. Admito que mientras presentaba me moría de la vergüenza, pero el ambiente hizo que de a poco me fuera sintiendo en confianza. La obra era algo simple y corto, se trataba sobre las emociones, y a mi me tocó ser el miedo. Durante la presentación llamamos a algunos niños al escenario y a todos pareció gustarles mucho.

Reconozco que no fue fácil en ningún momento presentarme en público, y que estuve nervioso durante toda la presentación. Tengo que mejorar eso, y construir más confianza en mí mismo. Me doy cuenta de que, aunque para mí lo que estaba haciendo estaba muy mal, a los niños les encantó, y eso es lo que importan, que yo haya conseguido hacer el bien y que haya conseguido entretenerlos.

Después de esta experiencia me puse a pensar en lo privilegiado que soy, y cómo debo agradecer por lo que tengo. Para mí, ir a un parque una tarde no es algo que me provoqué la felicidad que les provocó a los niños, ya que salir a pasear ha sido algo muy integrado a mi cotidianeidad. Por eso, al ver a los niños me impresionaron mucho sus reacciones y su felicidad. Pero, reconozco que no son todas las personas quienes están acostumbrados a pasear y disfrutar la ciudad. Muchas veces, por cuestiones financieras y logísticas las personas no consiguen pasar una tarde en un parque, o ir a museos, a comer fuera o a visitar sitios turísticos y familiares. Por eso, yo agradezco mucho por poder acceder a los lugares de placer y servicio de mi ciudad, como el cine, los parques, teatros, centro comerciales y restaurantes.

Poder hacer parte de aquel momento con los niños fue muy especial. La pasé de maravilla. Noto que los niños la pasaron increíble también, y esto me dejó muy contento. Además de eso, conocí a otros voluntarios e hice nuevos amigos. A pesar de eso, no todo fueron flores. Me costó mucho presentarme en la obra de teatro, y espero que pueda mejorar la vergüenza y los nervios que sentí en aquel momento.




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